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COREA DE NORTE v/s EE.UU. ¿Cuál de los dos constituye la verdadera amenaza para la paz mundial?

La prensa y los comentaristas del mundo occidental coinciden fuertemente en que Corea de Norte representa una seria amenaza para la paz del mundo dado el alto nivel alcanzado finalmente en su poderío nuclear, sobre todo después de la última afirmación de Kim Jong-un en su mensaje de Año Nuevo, en cuanto a que tiene un botón rojo en su escritorio listo para ser pulsado si es que el régimen es agredido.


No obstante, es bueno analizar también la situación desde el punto de vista de Corea del Norte, del contexto más global del equilibrio geopolítico entre las naciones más poderosas del mundo... y de quienes dirigen tales acontecimientos desde las sombras.


EE.UU. es, a no dudarlo, el enemigo más odiado por Corea del Norte después de haber sido vencida por esa nación en la Guerra de Corea (1950 – 1953) ocurrida en los inicios de la Guerra Fría con ocasión de la invasión de Corea del Norte a Corea del Sur. Por tal razón, es natural que se sienta constantemente amenazada por la presencia de bases norteamericanas dentro de Corea del Sur y por los intimidantes ejercicios de guerra que constantemente efectúa con esta última nación frente a sus costas.

Ello ha llevado al régimen de Kim Jong-un a un acelerado proceso de desarrollo de armamento nuclear, acompañado con violentas y constantes amenazas verbales en contra de EE.UU., con el fin de disuadirlo de una potencial invasión, pugnando por ingresar cuanto antes al Club Nuclear para así mantener la paz y la estabilidad de su régimen en igualdad de condiciones ante sus potenciales agresores.


Es decir, Corea del Norte con su programa nuclear solo buscaría que la reconocieran como un régimen fuerte para que así la dejen tranquila, le levanten los bloqueos económicos, le permitan prosperar en paz como una nación soberana,… y nada más.


Ello quedaría claramente reflejado con la reciente declaración de su líder: Corea solo atacará si es agredida.


Sin duda que con el Hwasong-15, el más poderoso de sus misiles intercontinentales, capaz de alcanzar la costa este de los EE.UU., Corea del Norte ya habría alcanzado tal posición de poder negociador estratégico, consolidándose dentro del concierto de las naciones militarmente más poderosas del mundo.


Pero, ¿por qué EE.UU. y sus aliados insisten en su posición de que el ataque nuclear por parte de Corea es inminente, y que por ende es urgente anticiparse?


Ante el poder logrado por su adversario es razonable que el gigante justiciero del mundo, con su winchester siempre empuñado,... tenga un dedo muy nervioso en el gatillo. Recordemos las recientes declaraciones de James Rickards, abogado, orador y polifacético comentarista financiero de los Estados Unidos: “El problema financiero y geopolítico más importante en el mundo hoy en día es una guerra entre los EE.UU. y Corea del Norte, probablemente dentro de las próximas 12 semanas. ¿Cómo puedo estar tan seguro sobre este espacio de tiempo? Pues porque el Director de la CÍA así me lo aseguró. En un cónclave privado en Washington DC el 20 de octubre de 2017, el Director de la CÍA, Mike Pompeo, dijo a un pequeño grupo de expertos (incluyéndome a mí) que sería imprudente suponer que a Corea del Norte le tomará más de ‘cinco meses’ tener un arsenal confiable de misiles IBCM con armamento nuclear. Cinco meses a partir del 20 de octubre de 2017 es el 20 de marzo de 2018. Esa es una fecha externa, pero la guerra probablemente comenzará antes de esa fecha. Eso crearía un elemento de sorpresa y evitaría un despliegue de armas estratégicas más rápido de lo esperado por parte del líder norcoreano Kim Jong-un.”

Sin embargo, también es sabido que parte de la estrategia militar de posicionamiento global de los EE.UU. y sus aliados, es tener la mayor cercanía posible a las fronteras de China y de Rusia, como lo ha demostrado con la cada vez mayor presencia de su flota marítima en el Pacífico frente al Mar de China iniciada durante la presidencia de Obama… y el peldaño para lograr tal objetivo en la zona lo constituye precisamente Corea del Norte, país fronterizo con ambas naciones. Al igual como estaba dentro de sus planes geopolítico–estratégicos llegar a la frontera de Irán directamente desde Siria cuando pretendió derrocar el régimen de Bashar al-Asad armando clandestinamente a las fuerzas internas disidentes, y posteriormente al Estado Islámico (ISIS) para luego ingresar a Siria militarmente con la excusa de combatir el terrorismo. Esto último no lo ha podido lograr gracias a la oportuna acción militar conjunta de Rusia y China que han apoyado decididamente al gobierno sirio logrando además desalojar a ISIS de las principales ciudades del país.


Pero con Corea del Norte el resultado podría ser totalmente distinto, ya que la pretendida amenaza nuclear es una excusa muy fuerte ante la comunidad mundial para justificar una invasión preventiva por parte de EE.UU. Sin embargo, el peligro real radica en que cuando una potencia nuclear agrede a otra no cabe el "casi". Si EE.UU. no logra destruir simultáneamente TODOS los misiles norcoreanos, solo bastaría que quedase uno o dos de ellos en condiciones operativas para desatar la represalia que causaría el horror mundial. Y no olvidemos la preocupante cercanía de objetivos aliados civiles tales como Seúl o Tokio,... sobre todo cuando hasta la fecha no se ha logrado demostrar fehacientemente la total eficacia de los modernos sistemas antimisiles implementados por las grandes potencias.


Por esta razón, a pesar de que Rusia y China apoyaron oficialmente la moción de las Naciones Unidas (Resolución N°2375 del CSNU) de bloquear económicamente a Corea del Norte por su agresivo programa de desarrollo nuclear, se ha podido detectar que, clandestinamente, desde el mes de octubre de 2017 la han estado apoyando con abastecimiento de petróleo por vía marítima.

Por supuesto que ambas naciones sabían perfectamente que tal ayuda sería descubierta rápidamente por los satélites espías norteamericanos y por sus aliados en el Oriente: Corea del Sur y Japón. Por lo tanto es claro que se trata de una acción premeditadamente calculada para intentar mantener el equilibrio geopolítico en la región, enviando por debajo un claro mensaje a los militares norteamericanos de que ellos están plenamente enterados de sus planes: no los queremos al lado de nuestras fronteras ni tampoco estamos dispuestos al riesgo de una escalada nuclear por una ataque unilateral de su parte, así que desístanse de la acción bélica que están planificando en contra de Corea del Norte… porque nosotros somos sus aliados”.


Y, aunque suene contradictorio, es clave para las esperanzas de paz de estos dos países que precisamente sea el vociferante Donald Trump el Presidente de los EE.UU., y no otro, dado que ha sido el único mandatario norteamericano que se ha atrevido a enfrentar con decididos golpes de autoridad tanto al FBI como a la CÍA y al Pentágono, dejándoles en claro que es él quien conduce al país (situación que, dicho sea de paso, lo expone seriamente a un potencial atentado en contra de su vida). Lo anterior es válido cuando se tienen en cuenta también los lazos comerciales que lo unen a Vladimir Putin, cuyo eficiente servicio de espionaje informático contribuyó notoriamente a echar por tierra la candidatura de Hillary Clinton, permitiéndole a Trump obtener aquella histórica victoria en las elecciones presidenciales.

Una vez más Rusia y China, al igual que en Siria, están poniendo la necesaria dosis de cordura y el equilibrio de fuerzas estratégicas para detener tanto los afanes expansionistas del gobierno norteamericano y de sus aliados de la OTÁN, como los de aquellos que, operando en las sombras, pretenden provocar la necesaria escalada nuclear que les permita sumir al mundo entero en el terror… y con ello desplegar por fin sus planes ocultos para instaurar su tan anhelado Nuevo Orden Mundial Totalitario.


Esperamos sinceramente que Rusia y China logren sus objetivos de calmar los vientos de guerra. Claro que ante ello, como todos ya sospechamos, los que mueven los hilos del mundo podrían intentar recurrir a su última y más exitosa carta: el probado método del atentado de falsa bandera, que esta vez tratarían fuera el mayor y más impactante de todos, que les permita desatar la guerra y con ella la excusa precisa para obtener el apoyo incondicional de una aterrorizada comunidad internacional en el despliegue de sus siniestros planes de dominio mundial.


En este sentido, pues, podrían ser los EE.UU. y no Corea del Norte, quienes en este delicado escenario de tensión bélica nuclear... estarían constituyendo la verdadera amenaza para la paz mundial.


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