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ORIGEN ALTERNATIVO DEL ANTIGUO EGIPTO

INTRODUCCIÓN


Las evidencias arqueológicas y los escritos antiguos nos hablan de un gran desarrollo cultural, social y tecnológico de un imperio existente antes de las primeras civilizaciones reconocidas oficialmente, cuyo emplazamiento explicaría el enigma de los nexos culturales entre América, Europa, el Norte de África y el Oriente Medio, y que por las evidencias incipientes recopiladas hasta ahora, alguna de las cuales enunciaremos en este ensayo, podría ser la originaria de la sorprendente y misteriosa civilización egipcia, cuyas prodigiosas y monumentales obras en piedra evidencian tecnologías tales que nos hacen dudar si acaso está civilización evolucionó por si misma. Ello hace difícil, sino imposible, el atribuirlas a la lenta evolución cultural de humildes pescadores prehistóricos del Delta del Nilo, sobre todo al considerar que sus mayores adelantos técnicos corresponderían al Egipto de las primeras dinastías, al contrario de lo que se podría esperar en un proceso evolutivo normal.


En efecto, los jeroglíficos encontrados en los muros de las pirámides, en el Libro de Los Muertos, en el planisferio de Denderah, en papiros y estelas, etc., correspondientes al Antiguo Egipto, narran la historia de un imperio maravilloso asentado en un archipiélago del océano Atlántico al que ellas se refieren como Aha-Men-Ptah (el Primer Corazón de Dios), del cataclismo que terminó con él, y de la emigración de un importante grupo de sobrevivientes -entre los que se contaban sus soberanos- que logró desembarcar en las costas nor-occidentales de Africa, actual Marruecos, y que después de una larga peregrinación a través del Sahara logran asentarse en la tierra del Nilo consolidando la magnífica civilización egipcia, heredera directa de muchos de sus elevados conocimientos y depositaria de su historia. Tan directa consideraban los egipcios su descendencia de ella, que se autodenominaban Ath-Ka-Ptah (el Segundo Corazón de Dios) (Pasenkiewicz, 1992;197-224).


EVIDENCIAS MITICAS


De Egipto, precisamente, deriva el conocimiento de aquel imperio fundador, que nos legó Platón en el siglo V a.C., quién en sus Diálogos de Timeo y Critias nos describe cómo su antepasado, el gran legislador ateniense Solón (†559 a.C.) -considerado por Plutarco como uno de los siete sabios de la antigüedad- supo, a través de unos manuscritos que le mostraron sacerdotes egipcios de la ciudad de Sais, una historia que tenía por lo menos nueve mil años de antigüedad ya en esa época y que se refiere a cómo los antiguos griegos vencieron a sus invasores en una histórica y gloriosa batalla. Los describe como los habitantes, ya degradados de una antigua civilización que provenía de un archipiélago cuya principal isla era la Atlántida, ubicada el oeste del Estrecho de Gibraltar, saliendo del mar Mediterráneo hacia el Océano Atlántico. (Jiménez Fajardo, 2008; 55)


La Atlántida, según recoge Platón en sus Diálogos, habría desaparecido bajo las aguas “del verdadero océano” (el Atlántico) junto con todos sus habitantes, en un aciago día de grandes lluvias y terremotos. Pero, ¿qué evidencias –mitológicas, históricas, geológicas, geográficas, y tecnológicas- hay realmente acerca de su existencia y de su real emplazamiento, que apoyen nuestra tesis?


EVIDENCIAS GEOGRÁFICAS


Al respecto, son muy ilustrativos y sugerentes los revolucionarios descubrimientos hechos por Sloman [1]. Apasionado investigador de la antigua civilización egipcia, al inicio de sus trabajos ya había advertido que en Marruecos los nombres de determinados lugares eran extremadamente parecidos a los usados en los textos jeroglíficos que componían el Libro de los Muertos: el Duat, Ta Mana y muchos otros que aparecen con frecuencia en dicho texto. Después de acabados estudios independientes, llegó a la conclusión que la civilización egipcia no se había originado a orillas del Nilo, sino que los ancestros de los primeros faraones procedían de Occidente, con toda probabilidad del Atlántico. Su erudita investigación nos muestra cómo los supervivientes del hundimiento de la Atlántida desembarcan en el nor-occidente de Africa y sus reyes (Osiris, Seth, Isis, etc.), en pleno conflicto interno, establecen colonias de base en dicho lugar y a lo largo del Sahara, y cómo sus descendientes, después de siglos de cruentas luchas y peregrinaje, llegan al Delta del Nilo donde fundan la que llaman Ath-Ka-Ptah (El Segundo Corazón de Dios), Egipto, dejando grabadas mediante jeroglifos en piedra y en papiros, la historia de su antigua patria desaparecida en el Gran Cataclismo: el reino de Aha-Men-Ptah (Regulo Rodríguez).


Es notable que, al referirse a la Atlántida, Platón use la expresión griega Alêthinon Logon, que en aquellos tiempos se utilizaba para denominar a una “Historia Verdadera”, en contraposición al Mithos (mito) o cuento fabulado. [2]


EVIDENCIAS GEOLÓGICAS


Si en las islas Azores, ubicadas casi al centro del Atlántico, se desciende a una profundidad de 300 a 600 metros, en el entorno submarino que las rodea se obtiene en su altiplanicie sumergida las dimensiones de una inmensa isla-continente, cuya topografía es completamente distinta de la llanura abisal del oceáno. Ya a los 150 metros aparecen accidentes geográficos similares a las zonas emergidas; es decir, montañas, valles, bahías, istmos, penínsulas, etc., en una extensión superior a la de Portugal. Incluso a profundidades mayores (1.500 metros) se encuentran playas de arena, las que sólo pueden formarse geológicamente a la orilla del mar. (Berlitz, 1981;128-134)


Por otro lado, según las Actas de la Academia Francesa de Ciencias del año 2001, el geólogo francés Jacques Collina-Girard habría localizado la isla hundida de la Atlántida al oeste del estrecho de Gibraltar en el lugar exacto en que Platón la situó en el siglo IV a.C. "Curiosamente, nadie había tomado en serio la localización más evidente que sugieren los textos de Platón, precisamente los diálogos ‘Timeo’ y ‘Critias’, en los que se encuentran las primeras descripciones de la Atlántida y de su desaparición en base a relatos recogidos en Egipto”, declaró a la AFP Jacques Collina-Girard, autor de la investigación publicada en la revista de la Academia Francesa. Los trabajos de Collina-Girard, tenían en principio como objeto los movimientos de población entre Europa y el norte de Africa en la última era glacial. Para comprender si los pueblos del paleolítico pudieron atravesar el estrecho, el científico hizo un mapa de lo que debía ser la costa de Europa en la época, cuando el nivel del mar era 130 metros inferior al actual. Su reconstitución reveló la existencia de un antiguo archipiélago, con una isla situada precisamente donde señalan los textos de Platón sobre la Atlántida (AFP-MSN, 2001).


Estos hallazgos podrían confirmar las investigaciones y descubrimientos del investigador hispano nacido en Cuba, Georgeos Díaz-Montexano, quién viene defendiendo en sus publicaciones desde el año 1996, que la Civilización Atlante de Platón no sólo era tan real como la Troya de Homero, sino que ésta debió estar en algún punto frente a las Columnas de Hércules o Estrecho de Gibraltar, tal y como afirmaba Platón. (Díaz-Montexano G., 1994-2003)


EVIDENCIAS TECNOLÓGICAS


Existen una serie de evidencias de tipo tecnológicas que, a mi juicio, nos muestran el grado de complejidad de los adelantos egipcios y que, por sus asombrosas características, permiten poner en duda la afirmación oficial de que esta civilización haya progresado por sí misma sin tener una conexión directa, o herencia, de una civilización superior como la atlante, tal cual se postula en este ensayo.


Tenemos en primer lugar, las sorprendentes maquetas de aeromodelismo de los faraones, las cuales se dieron a conocer a la opinión pública después que el Ministro de Educación egipcio Mohamed Gamal ordenara su estudio a un equipo multidisciplinario y lo culminara con la inauguración de la primera exposición de aeromodelismo del Antiguo Egipto en el Museo Egipcio del Cairo el 12 de enero de 1972. Compuesta de 14 piezas, llamaba particularmente la atención el pájaro de Sakkara en madera, hallado en 1891 en la tumba de Pa-di-Amón en la antigua necrópolis egipcia de Sakkara, figura que se asemeja a un aerodinámico avión en miniatura. Datado hacia 200 a.C. (durante la dinastía ptolemaica), se encontraba en dicho museo clasificado como objeto de culto por sus descubridores. Mide 15 cm, posee una envergadura de 18,30 cm y pesa 39 gramos. Fue pintado originalmente para asemejarlo a un halcón.


Por otro lado, y sin perjuicio de los incontables monumentos megalíticos del pasado que se han conservado hasta nuestros días en casi todo el planeta, están las siempre enigmáticas pirámides, siendo las de Egipto quizás las mejores ejemplos de una herencia cultural anterior que traspasó las fronteras del mundo antiguo. Hay más de ciento treinta de ellas y continúan descubriéndose más, estando las más famosas en la meseta de Gizéh.[3]


A pesar de no haberse encontrado muestras arqueológicas a la fecha que lo avalen, la construcción de estas pirámides, especialmente las de Gizéh, evidencian técnicas de construcción e instrumentos de corte y precisión realmente sorprendentes. Por ejemplo, se ha podido descubrir recientemente que los bloques de las hiladas superiores de la pirámide de Keops habrían sido moldeados in situ, es decir, utilizando la técnica del concreto para moldear la piedra a su antojo. Para ello, habrían subido el material y los respectivos moldajes mediante rampas inscritas en la misma pirámide.


Más sorprendente aún es el revestimiento calcáreo de la Gran Pirámide, respecto del cual, como trabajo tecnológico de alta precisión, no hay nada en el mundo que lo iguale excepto el encontrado en las paredes interiores del sarcófago de la Cámara del Rey de la misma pirámide y en las del Serafeum de Sakkara en Menfis. Según los acabados estudios del Dr. José Alvarez López, esta obra sólo pudo ser posible con instrumentos ópticos de alta precisión cuya tecnología alcanzó nuestra civilización recién en el siglo XX con el pulimento del espejo del telescopio de Monte Palomar, EE.UU. (Alvarez López, 2004; 48-52). En efecto, fueron 25.000 bloques de revestimiento de 16 toneladas de peso y de 3 metros cuadrados de superficie, pulidos cada uno con una precisión de 0,05 mm y ensamblados luego en su conjunto con la misma precisión.


Como si eso fuera poco, tenemos además la increíble dureza y rendimiento de los taladros egipcios para piedra (Alvarez López, 2004; 45-48). Para el mismo diámetro de taladrado en que la herramienta moderna desciende 0,04 mm, la egipcia descendía cincuenta veces más: 2,5 mm por vuelta. Debido a ello los tarugos producidos por nuestras herramientas modernas son despreciables comparados con los que producía la egipcia. La conclusión a que han llegado los estudiosos de esta materia es que "únicamente trabajando bajo una presión de 2.000 kg es posible explicar el funcionamiento de los taladros egipcios". Ello, comparado con los 50 kg de la tecnología moderna no deja de sorprendernos. En opinión de Alvarez, "si algún inventor lograra un taladro con la capacidad del egipcio ello no sólo revolucionaría el arte de perforar la piedra sino que afectaría a todos los métodos modernos de producción industrial." (Alvarez López, 2004; 46).


Considerando que la tecnología moderna de trepanación de piedras, concreto, minas y pozos petroleros no ha experimentado ningún avance a la fecha que pudiera superar al taladro egipcio, Álvarez se pregunta que si aceptáramos a regañadientes que los egipcios poseyeron el acero y el diamante ¿cómo explicaríamos el misterio de sus trépanos? Para que la moderna industria fuera capaz de homologar la eficiencia de ellos debería poseer un elemento cortante cincuenta veces más duro que el diamante, "Y esto ni siquiera lo sueñan los científicos y tecnólogos modernos" (Alvarez López, 2004; 47). Y lo más asombroso de todo: la temprana aparición de estos "supertrépanos egipcios". En efecto, investigaciones autorizadas (Petrie, 1917) muestran que ya en la época de la Primera Dinastía estaba desarrollado el taladrado con puntas finas de alta dureza y que -para complicar aún más la cuestión- con posterioridad a esa fecha ella menguó hasta desaparecer.


CONCLUSIONES


Como se puede concluir de estas sobresalientes evidencias, los conocimientos tecnológicos de los antiguos egipcios, la sombrosa precisión apreciable en sus pirámides, sarcófagos, templos y estatuas, pone de relieve que contaron con una dotación de medios que seguramente deben haber provenido de alguna parte. La pregunta obligada ante estas extraordinarias evidencias es: ¿qué tecnología poseyeron -o heredaron- los egipcios que les permitió hacer gala de semejantes proezas técnicas en los albores de su extraordinaria civilización, y considerarlas tan triviales en su época -o tan secretas- que ni siquiera dejaron registros escritos de ellas? Y si ella fue heredada, ¿de dónde provino?


En el plano personal, el haber realizado este ensayo significó reordenar mis ideas previas acerca del origen de Egipto a la par que liberar en cierta forma mi mente de conceptos históricos que nunca me había cuestionado. Las evidencias plasmadas por los diversos autores citados en este ensayo me autorizan a afirmar, con fundamentos, que la civilización egipcia no llegó a tal a través de un desarrollo evolutivo normal, sino que surgió por la herencia directa de la mítica civilización atlante. Ello, aunque la existencia de ésta no sea aceptada por la ciencia oficial.


Siguiendo el método científico, los investigadores de la Historia deberían plantearse estas interrogantes como parte de una interesante hipótesis a demostrar mediante la experiencia, es decir, mediante expediciones científicas serias y metódicas que permitan llegar a conclusiones que confirmen o no como una teoría válida que el surgimiento de la civilización egipcia, Ahá-Men-Ptah (el “Segundo Corazón de Dios”), pudo deberse a la herencia directa del desaparecido imperio de la Atlántida, Ath-Ka-Ptah (el “Primer Corazón de Dios”).


Recordemos que Troya se descubrió tan sólo en base a la narración de Homero, lo que los facultaría académicamente a considerar, como mínimo, la "Alêthinon Logon" de Platón.



Victoria Moya Henríquez

Profesora de Educación Básica con Mención en Ciencias

Universidad Católica Silva Henríquez



BIBLIOGRAFÍA.

  • Aguilar, Manuel (Marzo 2008), El Misterio de la Construcción de las Pirámides Egipcias (http://www.3viajesaldia.com/el-misterio-de-la-construccion-de-las-piramides-egipcias/)

  • Alvarez López, José (2004), El Enigma de las Pirámides, colección Enigmas y Misterios, Morales & Torres Editores, S.L., Barcelona, España.

  • Berlitz, Charles (1981), Fin del Mundo, año 1999. Editorial Planeta.

  • Càrdenas, Guillermo (Diciembre 2006), Descubren Concreto en Pirámides Egipcias. Publicado en el portal “La Trinchera” (http://www.latrinchera.org/foros/showthread.php?10257-Descubren-concreto-en-pirmides-egipcias).

  • Díaz-Montexano, Georgeos, (1994-2003), La Única Ubicación Posible de la Atlántida, resumen del libro ATLANTIS entre Iberia y Mauritania. El Enigma de Gibraltar (Ver Enlace: http://www.phistoria.net/noticias-de-historia/La-Unica-Atl%E1ntida-Posible._26.html)

  • Dunn, Christopher (2012), Las Asombrosas Cajas del Serafeum. Artículo publicado en el enlace http://www.antiguosastronautas.com/articulos/Dunn01.html

  • Hancock, Graham (1999), Las Huellas de los Dioses. Biblioteca de Bolsillo, primera edición. Ediciones B,S.A., Barcelona (España).

  • Jiménez Fajardo, Carlos (2007), Fenómalos – La Quinta Esencia, Trafford Publishing, Canadá. (Lectura directa desde: http://es.scribd.com/doc/160991756/Fenomalos-La-Quinta-Esencia-pdf)

  • Kolosimo, Peter (1977), Astronaves en la Prehistoria, 2°Edición, colección Realismo Fantástico de la Editorial PLAZA & YANES S.A., Barcelona, España.

  • Pasenkiewicz, Jadwiga (1992), Los Soberanos de los Mundos Perdidos. Las Civilizaciones Aeronáuticas del Pasado. Editorial KIER. Impresiones Avellaneda S.A., Buenos Aires, Argentina.

  • Petrie, W.M.F. (1917), Tools and Weapons, Londres.

  • Regulo Rodríguez, María, Albert Sloman y los Remotos Orígenes de Egipto. En línea en: http://historia-antigua.com/egipto/albert-slosman/

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NOTAS AL FINAL


[1] Albert Sloman (1925-1981), profesor de matemáticas, experto en análisis informático y participante de los programas de la NASA para el lanzamiento de los Pioneer, quien se autoimpuso la tarea de investigar a fondo los orígenes del monoteísmo, trabajo que intentó plasmar en una monumental obra de varios volúmenes, que no alcanzó a completar por causa de su prematura muerte.


[2] “Respecto a la historia narrada, el mismo Platón usa la expresión griega «Alêthinon Logon», que en aquellos tiempos se usaba para denominar a una «Historia Verdadera», y que como tal es traducida en todas las versiones latinas de dichos diálogos, o sea, "veram historiam", en contraposición al Mithos (mito) o cuento fabulado. Aunque se ha sostenido hasta la fecha que para su discípulo Aristóteles se trataba de una utopía alegórica, en realidad esto no es más que una falacia impuesta por tradición y de manera irresponsable por los escépticos y antiatlantistas, ya que Aristóteles jamás emitió ni un solo comentario sobre la Atlántida como ha sido demostrado recientemente (La Atlántida y Aristóteles. "El que la soñó la hizo desaparecer". Historia de una falacia histórica). En cualquier caso, aún si llegara a demostrarse algún día que Aristóteles negó la veracidad histórica de la Atlántida, la lista de discípulos directos e indirectos de la Academia fundada por Platón —que duró casi 900 años— que creyó que la historia era justamente verdadera, o sea, una «Alêthinon Logon» y no un «Mithos» o fábula ficticia, alcanza la mayoría.” (Fuente: Artículo “”Atlántida el Continente Perdido”, publicado en Taringa!: http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/1269345/Atlantida-el-continente-perdido_.html)


[3] También se encuentran pirámides repartidas por todo el mundo: México (complejo de Teotihuacán y muchas otras), Guatemala (Chichén Itzá y complejo de El Mirador con la impresionante pirámide de La Danta), Salvador(Sihuatán), Ecuador (localidad de Malchingui y otros), Perú (complejo Mochica-Chimú), Bolivia (Tiahuanaco),China Continental (complejo de la región de Shanxi, al norte de Xi´an), Camboya-Indochina (pirámides de Khmer,en Angkor), Australia (localidad de Gympie, al oeste de las Montañas azules), Grecia (pirámide de Hellenikon), Francia (pirámide de Falicon), Tenerife (pirámides de Guimar), Bosnia (complejo de pirámides de la región de Visoko), Irán e Irak (ziggurats), así como las que se han avistado bajo las aguas del Caribe(alrededores de Cuba, Bimini y Andros), del Atlántico (en torno a Las Azores y frente a Marruecos y a la península ibérica), del Pacífico (restos sumergidos de Yonaguni en Japón, y las pirámides sumergidas en las cercanías de las islas Bari en Bahamas), y las últimas que se lograron descubrir por satélite en 1975 en la cordillera de Pantiacolla, Parque Nacional Manú, ocultas por la espesura del Amazonas peruano.

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